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Post Info TOPIC: Los Rolling Stones hicieron vibrar River a puro rock


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Los Rolling Stones hicieron vibrar River a puro rock
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La banda inglesa desató el delirio de los 65 mil fanáticos que llenaron el Monumental. Hubo clásicos de todas las épocas, pero también las canciones de "A Bigger Band", su último disco. El jueves se realiza el segundo recital.




Los Rolling Stones volvieron a convertir la cancha de River en un templo del rock. Ante más de 65 mil fanáticos que llenaron el Monumental, la ya legendaria banda inglesa realizó esta noche el primer recital de los dos previstos en la Argentina como parte de su gira "Bigger Band Tour".

La fiesta comenzó a las 21.50 -veinte minutos después de lo previsto- con la aparición en el escenario de Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts. "Jumpin Jack Flash" fue la canción elegida para desatar el delirio de la gente, que desde temprano hizo largas colas para ingresar al estadio.

Con los gritos de los 65 mil fanáticos como coro, los Stones siguieron su show con "It's only Rock and roll". Luego, hubo lugar para éxitos como "Wild horses", "Tumbling Dice" y "She Is So Cold", entre otros. La banda también aprovechó para presentar los temas de su último disco.

La puesta en escena estuvo a tono con la pasión mostrada por el público argentino. Un imponente escenario de 60 metros de ancho, 30 de fondo y 25 de altura hizo parecer chicas las tribunas del Monumental. Asimismo, más de 700 luces y un sistema de sonido de 100 mil watts perimitieron una excelente escucha y visión desde todos los sectores.

Quienes entraron temprano tuvieron un premio extra: La 25, Las Pelotas y Los Piojos se dieron el gusto de ser teloneros de la mítica banda y a fuerza de hits calentaron el atardecer en el Monumental.

Durante la tarde, la expectativa se había elevado tanto como la temperatura que agobió a los porteños: las puertas del estadio se abrieron a las 16 y mucha gente todavía intententaba ingresar cuando la banda apareció en el escenario. En las afueras se registraron algunas corridas e incidentes, que dejaron dos heridos.

Como precaución, los organizadores prohibieron el ingreso con elementos cortantes, pirotecnia, cinturones con hebillas, elementos contundentes, bebidas alcohólicas, botellas o envases y remeras de clubes de fútbol.

El show no podía tener un cierre mejor. Encabezada por un Jagger de increíble despliegue físico, la banda se despidió con "Simpathy for the devil", "Brown Sugar", "Start me up" y un cierre a todo ritmo con el histórico "Satisfaction (I can't get you)". La fiesta volverá a repetirse el jueves, con el segundo y último show en la Argentina.







El show que dieron los Stones el sábado en Copacabana sirve para tener una idea de lo que el público argentino encontrará hoy y el jueves en el estadio de River. Sin embargo, el escenario y la lista de temas serán levemente distintos, debido a la diferente naturaleza de ambos conciertos. El show de Río fue gratuito. Esto implica que, como el público carioca no era totalmente fanático de la banda, los temas que tocaron fueron casi todos sus clásicos, con el agregado de cuatro canciones de "A Bigger Bang", el disco que vienen a presentar, y una que popularizó Ray Charles, "The night time is the right time". Los shows de River probablemente serán un poco más largos que las menos de dos horas que duró el megaevento de Copacabana. Y, como el argentino es un público adicto a Jagger y compañía, los Stones se permitirán tocar más temas nuevos.

Los británicos están asombrosamente bien a nivel físico, con Jagger bailando y corriendo de punta a punta del escenario, arengando a la gente. Mientras tanto, Keith Richards y Ronnie Wood pasean por el tablado mientras entretejen sus guitarras. Por otra parte, el vínculo personal entre los miembros del grupo, que no siempre fue el mejor, se estrechó a partir de que al baterista Charlie Watts le diagnosticaron un cáncer. Esto se hace evidente en la manera en que los ingleses se comportan en escena. En Copacabana, por ejemplo, Mick Jagger recorrió la distancia entre el hotel y el escenario abrazado y bromeando con Watts.

Los escenarios usados en Río son los mismos que ahora están en River: uno principal de 22 metros de alto por 57 de ancho, y una pasarela de 55 metros de largo que entra en el público y está rematada por un tablado menor. Las canciones saldrán a través de un sistema de sonido de 100.000 watts de potencia.

Como se sabe, los Stones son megalomaníacos. Por eso no sorprende que hayan hecho el concierto gratuito de Copacabana. No era una cuestión de dinero, sino de lo único que les importa más que eso: su propio ego. Esa vanidad, combustible que alimentó toda su carrera, siempre los empujó a ir más allá. Encendido por un millón y medio de gargantas gritando sus nombres, el combustible stone incendió la cidade maravilhosa. El arranque del show fue con la poderosa "Jumpin' Jack Flash", y pegadita salió "It's only rock'n'roll", dos clásicos inoxidables. Richards cantó dos temas, "This place is empty" y "Happy", y hubo un momento en que la banda se reunió en el escenario menor. Además del público en general, en el sector vip hubo modelos, el ministro de Cultura brasileño, Gilberto Gil, y otros funcionarios gubernamentales, además de celebridades como Calvin Klein.

Por tercera vez, Buenos Aires está a punto de ser presa de la fiebre stone. Una fiebre de la que muy pocos argentinos parecen querer curarse.




LOS ROLLING STONES CONVOCARON A MAS DE 65 MIL PERSONAS EN EL ESTADIO DE RIVER
Una leyenda de rock inoxidable
A pesar de los incidentes en la puerta a poco de comenzado el show, la tercera visita de la banda inglesa tuvo todo lo que se preveía en la afiebrada espera: con un show salpicado de hits, el grupo provocó un terremoto en River. “Los extrañamos mucho... están igual”, dijo Mick Jagger.

El barrio River fue copado desde temprano por una multitud de fans que no soportaba más la espera.

Pero la calma duró poco, y se terminó definitivamente apenas Keith Richards (lejos, el más ovacionado de la noche) liquidó This Place Is Empty y Happy, y el inoxidable Miss You dejó estupefacto al estadio: mientras los músicos tocaban, el escenario comenzó a deslizarse hacia el centro de la cancha, provocando el milagro de que quienes estaban viendo unos muñequitos allá adelante se encontraran frente a frente a los próceres (con Jagger devolviendo algunas de las remeras que le tiraban), disparando una ametralladora de hits como Rough Justice, Start Me up y Honky Tonk Women. A esa altura, River temblaba, y no es una figura metafórica: otra vez en el escenario mayor, bastó que todo se tiñera de rojo y Jagger arrancara con aquello de “Permítanme presentarme...” para que Sympathy for The Devil arrancara otro coro general. Decididos a poner todas las pelotas al ángulo, los Stones apelaron así a un archivo difícil de superar: Paint It Black y Brown Sugar cerraron el cuerpo del show desatando el delirio generalizado, con Mick arengando, de una punta a otra del escenario, a todo un estadio embarcado en un colosal coro final.

Y quedaban los últimos tragos: a la medianoche, de regreso con You Can’t Always Get What You Want, fuente de otro coro multitudinario, The Rolling Stones y un Jagger de camiseta argentina levantaron su bandera más preciada, esa que dice que no puedo conseguir satisfacción y, con todas las paradojas del caso, terminó de sacudir a miles de almas que no podían sentir otra cosa que esa vieja y querida palabra de batalla. Un resumen de lo que significa tener a cuatro leyendas otra vez en el escenario de River: Satisfaction.




ALGUNOS APUNTES PARA LA PRIMERA GRAN CEREMONIA STONE
Gorro, bandera, vincha y milanesas


- Entre la pequeña multitud de extranjeros en River se destacaron dos contingentes del Mercosur: un grupo de brasileños confesó que “preferimos venir porque en Río se esperaba mucha gente y no sabíamos qué podía pasar, y acá nos pareció todo más controlado”. Los uruguayos, por su parte, dejaban asomar una inquietud: “Vinimos en micro y en el puente nos dejaron pasar... pero no sabemos si nos dejarán volver”, decían. Pero ni el conflicto por las papeleras de Fray Bentos les empañaba el entusiasmo.

- La reventa que inundó Internet en los días previos funcionó a pleno en las cercanías del estadio. Como los vallados de Avenida del Libertador y Figueroa Alcorta y Monroe no permitían pasar a nadie sin entrada, por allí se veía a muchachos que llegaban a ofrecer un campo a 400 pesos y una platea a 800. Ni siquiera los incomodaba la cercanía de los efectivos policiales, que tenían otras preocupaciones: “Poné que me pagan poco”, le solicitó un efectivo a un cronista de Página/12.

- Como suele suceder en los grandes eventos, todo negocio en las cercanías de la cancha tenía su correspondiente enrejado. Eso no impedía que los distribuidores espontáneos de merchandising tentaran suerte ofreciendo a los comerciantes calcomanías y otros recuerdos a precio de mayorista.

- En ese sentido, había ofertas para todos los gustos: afuera, una remera cotizaba a 15 pesos, los pañuelos a 10 y unos tapices delicadamente trabajados, a 25. Y no faltaba el que vendía “sánguche de milanesa para el bajón después de los Stones”, a solo $2,50. Adentro, las remeras oficiales iban de 50 a 80 pesos, las gorras 35, el poster 10, y un enterito Stone para bebés, 35. Y el que no se había animado a la milanesa se lamentaba frente a los panchos de 4 pesos y las hamburguesas a 5.

- Cerca de las 18, el ingreso de un ómnibus de la empresa Chevallier despertó una andanada de euforia en los que andaban cerca: el “ahí vienen, ahí vienen”, coronado por el ya clásico “OoOoooh, vamos los Stones” tuvo el premio de un saludo fugaz de –al parecer– Ron Wood, tras la ventanilla.

- Tal como viene sucediendo en los partidos de River, la flamante pantalla color sobre la tribuna local sirvió no sólo para mostrar imágenes y recordar a los sponsors, sino también para darle al público un poco de protagonismo, animándolos a que enviaran SMS para publicar en pantalla. La respuesta fue tal que, cerca de las 20, cualquier intento de llamar a algún celular en la zona de Núñez tropezó con el mensaje “las líneas se encuentran congestionadas...”.

- El show en River fue el número 57 de la gira A Bigger Bang World Tour, que comenzó el 21 de agosto en el Fenway Park de Boston, Estados Unidos. Antes de tocar en la Argentina, el grupo realizó 54 presentaciones en 35 ciudades de los Estados Unidos y Canadá, y continuaron en San Juan de Puerto Rico y Río de Janeiro, donde actuaron frente a más de un millón de personas.

- Diseñado por Mark Fisher, responsable también de la puesta del Vértigo Tour de U2, el escenario tiene 60 metros de boca, 30 de fondo y 25 de alto. Allí hay dispuestas 150 luces móviles, 500 fijas, una pantalla de alta definición de 12 metros por 18, y otras dos, de 3 por 4 metros, a los costados. Además hay un segundo escenario que semeja la mítica lengua, comunicado con el primero a través de una pasarela móvil.




¿Se suspende el segundo?

Una denuncia había puesto en duda la realización del concierto de anoche. No obstante, la Justicia de la Capital Federal autorizó que se llevara a cabo el evento, aunque supeditó el recital de mañana a una serie de evaluaciones sobre la seguridad estructural de los edificios y el daño sonoro que eventualmente podría provocar. La medida fue dispuesta ayer por la jueza en lo contenciosoadministrativo y tributario Patricia López Vergara, ante una acción de amparo presentada por la vecina Ana Luisa Paulescu. La demandante, que vive en un cuarto piso situado a 500 metros del Monumental, dio su versión de los hechos: “El movimiento que provocan estos acontecimientos es equiparable a un sismo. Las piernas se mueven solas, como si estuvieras en un barco. El ruido es muy difícil de soportar y las vibraciones son impresionantes”. En respuesta a su inquietud, la jueza resolvió “denegar por el momento la medida cautelar solicitada”, pero advirtió que respecto de los restantes recitales “se evaluará de acuerdo al resultado de las medidas para mejor proveer”.

La magistrada –que fue a Núñez para verificar si se cumplía con la normativa– encomendó a la Subsecretaría de Emergencia del gobierno la realización de estudios y un informe inmediat. La jueza ordenó también que la Dirección de Control de la Calidad Ambiental y el área de Contralor de Espectáculos procedieran a “efectuar mediciones sonoras en los edificios de Figueroa Alcorta 7148 y Ramsay 2496” durante el show. También hubo una inspección ocular en el estadio y alrededores, en el edificio donde se domicilia Paulescu, en el instituto Fleni y en “toda construcción que se considerara necesario evaluar”. El resultado de esos estudios determinará la realización del show de mañana.

En tanto, muchos vecinos aseguraron no tener inconvenientes en que los Stones toquen a metros de sus viviendas. Incluso muchos que no pudieron ir al recital escucharon desde balcones y terrazas. Isabel, ama de casa de 55 años, aseguró que esperaba poder oír desde su casa, “aunque eso depende de la dirección del viento”. Coco, 52 años, encargado de un edificio, sostuvo que no estaba enojado con la llegada de los Stones “porque demuestra que la Argentina está viva”. “Hace tres o cuatro años no venía nadie a dar recitales. Por lo único que estamos tristes es porque no tenemos plata para ir a verlos”, se lamentó.





-- Edited by MarceloAddax at 23:34, 2006-02-21

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